Conocí a María Jesús en un excursión a Navacerrada. Tenía 20 años y era preciosa Y yo me fijé en ella. Y ella en mí. Aquel mismo día comenzó una historia que dura 28 años. 8 como proyecto, llámalo novios, 20 como matrimonio el próximo 27 de marzo de 2013.
Ser la compañera de un emprendedor egocéntrico, este servidor que os escribe, es ante todo un ejercicio permanente en la cuerda floja. Pero ella demostró desde el primer día una capacidad infinita de aguantar con un estoicismo merecedor de premio, los inacabables momentos de infantilismo de los que suelo hacer gala.
Cuantas noches María Jesús madre de familia ejerciente, a la par que directora financiera en lo profesional, mientras preparaba la cena y estabamos pendientes de nuestros hijos, tenía que aguantar mis interminables peroratas que discurrían entre «mira todo lo que soy capaz de hacer» y » lo malos que son los demás con lo bien que yo hago las cosas». María Jesús asentía, atendía y gestionaba con una capacidad sorprendente nuestro día a día familiar, mientras encontraba las palabras adecuadas para cada uno de mis estados de ánimo.
Corría el año 2002 y venían momentos terríblemente difíciles para mí y mi familia. A punto de quebrar mi tercera aventura empresarial, teníamos que re-hipotecar nuestra vivienda. Y María Jesús dijo sí. Sin pestañear, sin titubear. Era ella la que de verdad confiaba en mi capacidad, más de lo que yo lo he hecho o seré capaz de hacer nunca.
Años después, en 2009 con la crisis llamando a la puerta de los hogares y empresas españolas, mi empresa volvía a estar en un atolladero. Las contrataciones de «star system» no habían dado sus frutos y la deuda volvía a ser un problema. Una vez más, María Jesús estaba allí. Cada mañana de mayo de 2009, cuando me levantaba llorando gracias a una depresión diagnosticada, María Jesús era la que me decía «tú puedes», sin mirar atrás, sin pedir nada a cambio. Siempre a mi lado, inmune a mi dolor y desesperación.
Cerrando el año 2012 el padre de María Jesús recibía un diagnóstico demoledor, que le auguraba un final próximo. Después de meses de lucha, el día que la enfermedad daba tregua por unos días y permitía que su padre volviera a casa, conocíamos una noticia que me hacía pensar que si Dios ha existido alguna vez, había cogido vacaciones: la madre de María Jesús era diagnosticada con la misma enfermedad demoledora de su padre. Casualidades que sólo vivir te puede brindar.
Recibí la llamada de mi mujer mientras yo estaba en una comida. Balbuceaba y lloraba sin consuelo. Pedí disculpas al resto de comensales y corrí para abrazar y consolar mi mujer. El tiempo se paró.
Han pasado 3 semanas desde el diagnóstico de su madre y su convalecencia en el hospital, al mismo tiempo que su padre continua su vía crucis. Y todo ha coincidido con la Navidad y el fin de año, esa «disneylandia» que nuestra sociedad de abundancia se ha empeñado en que debemos disfrutar, denostando a los que portan malas noticias. Pero la realidad muerde. Con dentelladas inimaginables.
Ayer hemos celebrado la nochevieja mi mujer y mis hijos. A continuación María Jesús se ha marchado al hospital a dormir junto a su madre. Al partir nos hemos abrazado y hemos llorado. Y nada es comparable a lo que hemos sentido, Vida y Compromiso, no necesariamente por ese orden. No recuerdo haber vivido momentos tan intensos con mi familia como los de esta noche. Sazonado todo ello por el terrible contrapunto de que mis suegros, a los que adoro porque han creado a la mujer que forma parte de mi vida, no pueden estar con nosotros. Se apagan a pesar de que su luz ha brillado con gran intensidad.
Sea cual sea el desenlace, para mí el 2013 es ya un tesoro porque lo viviré junto a María Jesús.
Que es una gran mujer.
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Actualización 8 marzo 2018:
Los padres de María Jesús fallecieron, el 6 de enero y el 9 de enero del 2013, con sólo tres días de diferencia. Desde entonces hemos trabajado juntos para salir adelante de una situación vital muy dura, unidos y en familia.
En estos años, María Jesús ha tenido además que hacer frente a un despido improcedente cuya indemnización le ha sido negada por un grupo empresarial indigno de llamarse tal. Y esto también lo hemos superado en familia.
Pero actualizo esta entrada hoy Día internacional de la Mujer, para decirle a todo aquel que me quiera leer no sólo que los hombres le debemos mucho a las mujeres, lo sabemos, si no también para reconocer en la figura de María Jesús que las mujeres tienen una fortaleza única, que yo admiro y envidio: la capacidad de ser TODO aquello que se proponen.
Y creedme amigos varones, es una fuerza inimaginable.
María Jesús es una gran mujer, como lo son el resto de las mujeres. Adelante con vuestra fuerza, siempre.
[…] Sólo unas pocas, y no “las elegidas”, fue más bien por cuestión de tiempos, tuvimos la oportunidad de asistir a una videoconferencia que desde nuestro punto de vista podríamos calificar como magistral. Y no porque se hiciera alardes de grandes casos de éxito, ni siquiera porque el conferenciante utilizara dosis de motivación para intentar que alcanzáramos cotas elevadas de “empower”… Sino más bien, porque a pesar de su talento y trayectoria profesional, nuestro invitado no había perdido su humildad y cercanía con la audiencia, en este caso, las personas pertenecientes al grupo de Comunicación de Aje Málaga. Cuál románticas nos quedamos con este post. […]
[…] Luis Polo. El fundador de Territorio Creativo es el que ha inspirado este artículo, gracias al post que escribió hace un par de meses agradeciendo a su mujer haber estado ahí especialmente en los momentos malos. […]
Hola Fernando,
No puedo estar más de acuerdo con tu post. En mi caso, la que sufre en sus carnes la terrible enfermedad es mi mujer, y fue triste darse cuenta que hasta que no sucedió algo así, fui incapaz de parar o ver más allá del trabajo.
Como de todo se pueden sacar conclusiones, al menos he aprendido a tiempo a valorar lo importante en la vida, que no es el trabajo sino la familia.
Un fuerte abrazo para ti y tu familia.
Enhorabuena, Juan Luis! Tus palabras derrochan corazón y sabiduría. Y emocionan. Compartir la aventura de vida con una gran mujer, con una mujer diosa que se ofrece incondicionalmente, es la mayor fortuna a la que podemos aspirar como hombres. Darse cuenta y reconocerlo, sin duda, es alcanzar la cumbre del amor. Me reclino ante ti y ante tu mujer diosa. Gracias por compartir
El amor es un lazo que nos une, y el vuestro es marinero, ese solo se forja tras saber lo que son las tempestades, aunque afortunadamente la vida nos va dando treguas para soportar tanto vaivén. Te felicito por saber elegir tu orden de prioridades en aquella comida. Siguiendo con la metáfora, ella es tu faro marinero. Mucho ánimo.
[…] una depresión. Por suerte, el apoyo psicológico y familiar (especialmente de su mujer, a la que llegó a dedicar un artículo en su blog) hizo que superase el bache. Con el tiempo, la compañía siguió yendo para arriba: “A […]