Fotografía @juanluispolo 2014
¿Conocéis la holacracia? Es un término griego que significa ‘sin jefes’ y que sirve de inspiración para crear las estructuras de muchas nuevas empresas nacidas en estos abarrotados tiempos del social media.
Medium, dedicada al diseño y el marketing online y radicada en EE.UU., es una de ellas. Su principal premisa: máxima autonomía personal de cada uno de los empleados teniendo como referencia al responsable de cada equipo. Objetivo: sustituir la labor del jefe con la colaboración e implicación de todos, desde la elaboración de proyectos hasta la resolución de conflictos.
El negocio les funciona, de manera que podríamos estar hablando de un modelo de éxito. Un caso similar al de GitHub, empresa de software también norteamericana. Sonya Green es allí la responsable –insisto, en estos entornos se evita el término jefe– del equipo de atención y relación con el cliente, formado por 15 personas. Explica así su autogestión. “Mis compañeros no necesitan pedirme autorización para cambiar el protocolo que se sigue con los clientes si ellos creen conveniente hacerlo. De hecho, las medidas se sacan adelante sin que yo las haya visto antes”.
Posiblemente el punto de partida para muchas empresas es que ante estas iniciativas se llenan de zozobra e inseguridades. Las preguntas de la mayoría de directivos y ejecutivos clásicos surgen a borbotones a partir de un estado de desconcierto: ¿pero ahí quién manda? ¿Quién toma las decisiones? ¿Cómo se ponen de acuerdo tantas visiones y cómo logran que las acciones sean productivas? En definitiva, ¿cómo logran que todos remen a la vez hacia el mismo sitio?
Hay una respuesta para todas ellas: construyendo un nuevo concepto de liderazgo que sepa impulsar las buenas ideas, coordinar esfuerzos, resolver debates, generar contenidos y dar valor a lo que cada compañero pueda aportar. O dicho de otra forma, tumbar las estructuras verticales para hacerlas horizontales.
El desafío es colosal porque la inercia nos pesa como un muerto. Pero el comienzo del cambio está en las personas, es decir, en encontrar esos líderes que promuevan un entorno laboral diferente y que, al mismo tiempo, obtengan la rentabilidad imprescindible para cualquier empresa.
Dibujemos su perfil dentro de nuestro hábitat, el ámbito social. Empezando por su papel corporativo:
- Servidor antes que director. El modelo paternalista está superado. Las empresas no son colegios ni los trabajadores niños a los que hay que mandar deberes y poner exámenes. El líder debe saber cómo motivarlos en torno a una idea principal y promover la comunicación en todas direcciones para hacer que fluya el talento personal y alimente al grupo.
- Guía antes que capataz. Él es el encargado de distribuir el conocimiento social a toda la estructura, buscar las vías para trasladar las habilidades sociales al proceso de producción y de relación con el cliente, y trabajar en el funcionamiento colaborativo de toda la compañía. No puede haber guettos avanzados y nadie puede quedar atrás.
- Visionario antes que auditor. El líder no lo es por su cargo, sino porque sirve de referencia y de consulta. Y qué mejor cualidad para serlo que el conocimiento profundo de la realidad, lo que le llevará a adelantarse a lo que está por venir creando nuevos modelos de negocio. Está muy bien analizar lo que ha sucedido para corregir errores, pero eso ya lo puede hacer cada miembro del equipo. Al nuevo líder de un entorno digital en constante renovación se le exige vivir un paso por delante.
El liderazgo también se identifica en el propio desarrollo personal. Me explico, las anteriores cualidades parten del entusiasmo por lo que se hace, lo que al mismo tiempo le lleva a ser una antena siempre conectada a las redes en las que navegar hasta dar con los canales que más le ayuden, las conversaciones más enriquecedoras y las mejores referencias.
No se trata solo de acumular conocimiento, sino también de producirlo y distribuirlo. Un líder genera contenidos enfrentándose a la hoja en blanco del blog corporativo o personal, o con una participación activa en las redes sociales, creando followers y contactos. De esa forma se invita a otros a participar, empezando, claro está, por los miembros de tu equipo de trabajo.
Como dice Gary Hamel, consultor y experto en organizaciones laborales, “el poder viene del intercambio de la información, no de su acaparamiento. La Red es también una economía del dar y cuidar a los demás. Para ganar influencia y estatus, debes ofrecer tu experiencia y conocimientos. Y tienes que hacerlo rápido, porque si no lo haces, lo hará otro que recogerá el crédito que podría haber sido tuyo. Hay un montón de incentivos online para compartir conocimientos y muy pocos para acumularlos”.
Bienvenido al mundo del Social Business…
[…] de una estructura eficaz. En Medium esa estructura no tiene que ver con las jerarquías. La esencia ‘holacrática’ de su sistema es la autonomía de cada trabajador respecto a la tarea que le han encomendado, […]
[…] (todo un fenómeno de ventas), apoya con vehemencia la conversión de su compañía a ese modelo de ‘holacracia’ en el que lleva trabajando desde 2013, con algunos avances significativos como la creación de un […]