Entre cuatro y cinco vídeos diarios.
Esa es la media de vídeos a los que presto atención a diario.Y es una media que ha ido creciendo de manera continua en los últimos meses. Algunos los busco o me los encuentro, y otros me los envían junto a esa frase que resulta la mejor invitación a compartirlo: “Tienes que ver esto”. ¿Quién se resiste?
Los vídeos nos divierten, nos informan, nos emocionan… Y lo más importante, logran que tomemos decisiones. Según una encuesta realizada en Estados Unidos, el 52% de los consumidores admite que un buen vídeo le impulsa a realizar una compra. Cada visionado, por tanto, es oro para las marcas. Pero su influencia va más allá, porque logra que quienes lo vemos nos impliquemos en el mensaje, nos identifiquemos con él y nos convirtamos a la vez en sus emisores cuando lo compartimos con nuestros amigos.
Seth Godin, empresario y experto en marketing digital, demostró ser un visionario cuando en el año 2000 escribía esto en su libro Liberando los ideavirus: “Hacer marketing interrumpiendo a la gente no es una estrategia rentable. No puedes permitirte perseguir a las personas y mandarles mensajes no deseados y, a largo plazo, esperar que alguien te mande el dinero. En cambio, el futuro pertenece a aquellos que lograrán establecer un proceso en que una gente puede vender a otra. Esto pasa por encender las redes de consumidores, quitarse de en medio y luego dejar que ellos hablen”.
Y no existe mayor dinamizador de las redes que un vídeo atractivo, la mejor gasolina para alimentar los medios sociales, que cada vez necesitan más contenidos y que invierten más en ellos –las empresas les destinan una cuarta parte de sus presupuestos en marketing, según Wheelhouse–. Pero aclaremos algo, nuestro único objetivo no puede ser la venta. Esto va de un juego de seducción que nos lleve a una relación duradera y feliz con el consumidor. Eso se logra por vías diferentes:
- Dando información. Un minuto sirve para decir lo que haces y de lo que eres capaz. De eso tratan los vídeos corporativos, que no dejan de ser una publicidad creativa que puede tener efectos asombrosos en Youtube. ¿Cómo es posible si no que medio mundo conozca las batidoras Blendtec? Triturar tabletas y móviles con sus aparatos les ha servido para ser el vídeo viral publicitario más visto de la historia.
- Ganando confianza. Los vídeos testimoniales convierten las experiencias de otros usuarios en consejos personales: hay otras personas que están en mi situación y me explican cómo han dado soluciones a sus necesidades. Las claves: identificación y cercanía.
- Demostrando fiabilidad. Una entrevista con un experto proporciona información valiosa y fiable. Pero, ¿y si además ese experto forma parte de nuestro equipo? No tiene por qué ser un responsable, sino alguien que demuestre implicación, conocimientos, entusiasmo por lo que hace y que crea en el producto.
- Ofreciendo asistencia. ¿Cuánto darías porque en las instrucciones de los artículos de Ikea apareciera un código QR que te conectara con un vídeo donde ver paso a paso cómo montar el dichoso mueble? Seguro que estarías más dispuesto a comprar otro a pesar de no ser ningún manitas. El servicio al cliente es fundamental para fidelizarlo y los tutoriales, una estupenda herramienta para que se sienta atendido.
- Logrando reputación. Estar cerca de los consumidores significa escucharlos, y las redes sociales son sus mejores altavoces. Es en ellas donde se juega el prestigio de las empresas y en dónde hay que preservarlo. Sí, también con vídeos, como demostró el caso Bodyform, una empresa de higiene femenina que se vio envuelta en una crisis de comunicación cuando un tal Richard publicó esto en el perfil de la marca en Facebook: “Me habéis engañado. He vivido muchos años viendo vuestros anuncios y sintiendo celos de las mujeres por ese momento tan especial que sucede una vez al mes. Y he descubierto que en realidad es una tortura para ellas”. La respuesta de Bodyform fue un vídeo lleno de sentido del humor y mucha ironía en el que se le pedía perdón. El efecto fue viral y la imagen de la marca salió reforzada.
Al final, lo que supone un vídeo diseñado para una campaña de marketing digital bien planificada es lograr una buena comunicación; tocar a la puerta y que te escuchen, y que hablen de ti.
En definitiva, una buena inversión.
[…] dice Juan Luis Polo en su blog: “los vídeos nos divierten, nos informan, nos emocionan…”. Queremos ver vídeos, nos […]