“Servir es la más alta responsabilidad de liderar”.
La frase condensa el ideario de Rosa García, presidenta de Siemens España y antes presidenta de Microsoft en nuestro país. 25 años gestionando con éxito equipos y grandes compañías, empeñada en transformar estructuras verticales para comenzar a construir empresa desde las personas, un tipo de dirección que le ha hecho ganar el XII Premio E&E al Mejor Consejero Delegado.
Su currículo demuestra que merece la pena escuchar lo que tiene que decir sobre la gestión de lo que ella llama “colaboradores” y de cómo se afronta un proceso de “renacimiento” e “innovación” en la relación entre la dirección y los trabajadores que resulta decisivo para el futuro de las organizaciones.
En un entrevista concedida al diario Expansión expone las claves del management del siglo XXI. He sacado sus 7 ideas clave, que creo merecen un comentario:
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1. Hay que lograr que los trabajadores se apasionen por lo que hacen y se impliquen en los objetivos de la empresa. Andrew Liveris, CEO de Dow Chemical, suele decir que puedes comprar a la gente con el bolsillo y estimular su inteligencia con algún desafío, pero solo si te ganas sus corazones te darán todo el esfuerzo que sale de la pasión. Eso es realmente hacer equipo.
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2. Debes dirigir con la pregunta y ayudar a tus empleados a crecer. La misión de un líder es sacar todo el partido de quienes comparten sus objetivos. Preguntar es demostrar que quieres respuestas, ideas, propuestas y alternativas para seleccionar las buenas y ayudar a que salgan adelante.
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3. Preocúpate por la vida privada de las personas que te rodean, por su salud y bienestar. Si se sienten bien, serán más productivos y, además, percibirán que no son meros peones en un juego de rentabilidad. Ellos importan.
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4. Un buen líder no es quien hace mejor las cosas sino quien consigue que otros las hagan mejor. ¿De qué sirven los genios, los jefes esforzados encerrados en su despacho si no saben comunicarse, si carecen de capacidad de organización, si no vinculan, si no implican, si no estimulan? La dirección requiere conocimientos, sí, pero también empatía y esfuerzo para contagiar a todo el equipo del objetivo común.
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5. Comunicación abierta y fluida con todos los trabajadores. La relación laboral debe basarse en la confianza, es decir, en la información honesta y en la participación en la toma de decisiones. Volvemos a la idea de implicar a las personas en los objetivos de la empresa. En los buenos tiempos todo es más sencillo, pero las crisis solo se superan si todos entienden lo que sucede, notan que se les toma en cuenta y se asumen los desafíos de forma colectiva.
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6. Más que convencer o conquistar, mejor sirve de inspiración. El primer paso para lograrlo es crear un ambiente propicio para que todos aporten, en el que lo único que se imponga sea la colaboración y donde el empleado se sienta autónomo para dar sus propias soluciones. Inspirar es hacer creer, dejar trabajar y poner en valor lo conseguido.
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7. Se transparente y ético; Las cualidades de los líderes de la empresa, su manera de gestionar y la cultura en la que forman a sus equipos tienen mucho que ver con las relación con los clientes y, por tanto, con la reputación de la compañía. Y por si fuera no fuer motivo suficiente, las redes sociales te miran. El social media es el escenario donde se ventilan virtudes y vergüenzas.
Los nuevos tiempos requieren estructuras más planas, más flexibles y más colaborativas, en definitiva poner a las personas en el centro de toda actividad. Y eso solo se consigue con ‘liderazgos de servicio’ y no con jefaturas jerárquicas.
Como afirma Michael F. Mahoney, CEO de Boston Scientific, “los mejores líderes son los que anteponen sus equipos a todo lo demás, los que crean un ambiente de trabajo en el que la gente se siente importante y aporta ideas y opiniones. Invierte en tu gente antes de invertir en tu negocio”.