150716 Miedo a la transformación digital_OK.jpeg

«No conoceré el miedo. El miedo mata la mente. El miedo es el pequeño mal que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado, giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allí por donde mi miedo haya pasado ya no quedará nada, sólo estaré yo.»
Letanía Bene Gesserit contra el Miedo.
Dune (1965). Frank Herbert

¿Por qué cada innovación en la vida de una persona, produce inevitablemente una sensación de desasosiego en mayor o menor escala? ¿por qué tener conocimiento de nuevos avances nos pone a la defensiva?

El momento digital que nos ha tocado vivir es para mucha gente una pesadilla, mientras que para mucha otra es una bendición. Todo es muy nuevo y avanza a una velocidad no conocida hasta ahora, lo que lo hace especialmente “inclasificable”. Nos cuesta tan siquiera imaginar cómo será un futuro marcado por un día a día en el que nos desayunamos con novedades que retan el conocimiento adquirido el día anterior.

Pero si hay un aspecto de la transformación digital que vivimos, especialmente hiriente para muchas personas cuando se habla de él, ese es el de la inteligencia artificial.

¿Podrán los robots pasar de meros ensambladores de piezas en cadenas de producción, a tomar determinadas decisiones “humanas”?

Y para que los datos templen las percepciones, nada como echar mano de los más recientes, publicados por organismos nada sospechosos. El prestigioso centro de investigación social Pew Research Center preparó un extenso informe sobre el tema a partir de la opinión de 1.800 expertos en tecnología, sociólogos, psicólogos, economistas y académicos. El 48% de los participantes en el debate se mostró preocupado por la proliferación tecnológica; el 52% ve sobre todo beneficios. Estos son algunos ejemplos de esos puntos de vista enfrentados:

Los pesimistas.

  • Se perderán millones de puestos de trabajo. Es lo que defiende un estudio de la Universidad de Oxford. “Los avatares humanos electrónicos con capacidad sustancial para trabajar llegarán en años, no en décadas. La situación se complica, además, por el fracaso total de los economistas para encontrar cualquier sistema sostenible alternativo a nuestro moderno modelo consumista y para acabar con la noción de que solo se puede cobrar un precio justo por un día de trabajo justo”, afirma el gurú de Internet Mike Roberts.
  • Se generarán graves desigualdades sociales. Así lo explica Tom Standage, director de la edición digital de la revista The Economist: “Las anteriores revoluciones tecnológicas fueron mucho más lentas, así que la gente tuvo más tiempo para adaptarse y moverse de un tipo de trabajo no cualificado a otro. Pero los robots y la Inteligencia Artificial (IA) amenazan a trabajos cualificados. La brecha adquisitiva entre los trabajadores cualificados cuyo trabajo no pueda ser automatizado y el resto se agrandará. Y eso es una receta para la inestabilidad”.

Los optimistas

  • La tecnología siempre ha sabido crear nuevos puestos de trabajo. Es verdad que desaparecerán algunos otros. El desarrollo técnico siempre ha tenido ese efecto en la sociedad. Pero se necesitan nuevas especialidades: “Algunos sectores demandarán más trabajadores: ahora más que nunca se necesita un ejército de programadores talentosos para ayudar en el avance de la tecnología. Pero aun así necesitaremos a gente que haga los paquetes, los ensamblajes, las ventas, la comunicación…”, asegura Amy Web, CEO de Webbmedia Group.
  • Es imposible sustituir en todas las tareas al factor humano. La creatividad, la iniciativa, la gestión de los equipos de trabajo y la toma de decisiones son características que escapan a los circuitos y los chips. Para Pamela Rutledge, directora del Media Psychology Research Center, “los avances tecnológicos permitirán a las personas dejar de hacer tareas repetitivas para poder invertir toda su atención y energía en cosas donde realmente podemos marcar la diferencia”.
  • No variará significativamente el mercado laboral ni la economía. Christopher Wilkison, experto en la Red cree que “la robótica y la IA tendrán su nicho, sobre todo en banca, comercio y transporte. El riesgo de error y la imputación de la responsabilidad siguen siendo importantes obstáculos para la aplicación de estas tecnologías en el día a día”.

Es muy difícil tomar partido por una postura o por la contraria, entre otras cosas porque el optimismo o el pesimismo dependen de nuestra propia y cambiante composición química como seres humanos. Las emociones se mezclan de manera continua con los argumentos, que con mayor o peor fortuna se puedan esgrimir en una u otra dirección, haciéndonos perder el norte del análisis.

La transformación digital que estamos viviendo no es fácil de analizar, pero en lo que muchos estaremos de acuerdo es en que es inevitable: cada persona, cada día, con su uso personal de las nuevas formas de relación a través de la tecnología, está alimentando la máquina del cambio. Y a las máquinas que se están poniendo a punto para convivir con nosotros, como si fuesen humanas.

Buen momento para citar a Glenn Edens, director de investigación del Computer Science Laboratory de Xerox, que afirma respecto a la llegada de la IA: “En última instancia necesitamos una base amplia de población activa, de lo contrario no habrá nadie que pueda pagar este nuevo mundo”.

Tiempo de afrontar nuestros miedos 😉

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