“Los jóvenes de hoy no son frívolos y perezosos, sino los inventores de la economía colaborativa, los protagonistas de las revoluciones que demandan democracia en medio mundo, los actores de la nueva innovación abierta en las empresas, los emprendedores que hacen que nuestra vida sea mejor y, por supuesto, los llamados a sacarnos de la crisis”.
Iñaki Ortega, director de Programas en Deusto Business School y autor de ‘Millennials, inventa tu empleo’.
Hace tres años la revista Time dedicaba una portada a los millennials, los jóvenes nacidos a partir de 1980. Este era su título: ‘The Me Me Me Generation’. De gran preparación, nativos de las nuevas tecnologías, innovadores, pero también narcisistas, perezosos, difíciles de encajar en grupos de trabajo, poco comprometidos… Un retrato que fomentó una cierta leyenda negra en el mundo de la empresa.
Y a estas alturas los directivos siguen hablando de las dificultades para encajar esa fuerza laboral en sus organizaciones… Sorprendente teniendo en cuenta que hablamos de la generación mejor formada y con más talento de la historia.
¿Sus objetivos y prioridades son tan diferentes a los de otras generaciones?
Oxford Economics elaboró un amplio estudio (‘Workforce 2020’), encuestando a 5.400 empleados y directivos de 27 países, en el que, entre otras conclusiones, exponía que la actitud de los millennials hacia el trabajo no difería en lo esencial del que mostraban trabajadores de otras generaciones:
- El 41% de los millennials y el 38% por ciento de los que no lo son señalaban que un mejor salario, tanto económico como emocional, aumentaría su lealtad y compromiso con la compañía.
- No existía una mayor predisposición entre empleados jóvenes y maduros a dejar la empresa en los siguientes seis meses.
- La generación del milenio y las otras también coincidían en que sus prioridades eran alcanzar sus objetivos profesionales, unas buenas retribuciones y seguir formándose para crecer. Además, se percibía que daban una importancia similar a los valores corporativos y a alcanzar un equilibrio entre la vida laboral y la personal.
Otro estudio, este publicado hace escasas fechas por McKinsey&Company, abunda en la misma idea, aportando a la vez una conclusión: no se trata de que quieran cosas distintas, sino que plantean caminos diferentes para conseguirlas ¿por qué las cosas tienen que ser de esta forma si podrían ser mejores de otra manera?
¿Qué esperan los millennials de su paso por una organización?
Un buen punto de partida para analizar qué le piden a la empresa en la que trabajan es el estudio publicado por McKinsey&Company, elaborado a partir de entrevistas en profundidad a 260 jóvenes de amplias capacidades que trabajan en 120 compañías norteamericanas (55 de ellas de la lista Fortune 500). Y estos son algunos de los resultados:
- El Big Data enfocado a los recursos humanos. El análisis de datos que sirve para conocer los mercados puede ayudar a comprender el desarrollo laboral de los jóvenes: seguimiento de sus tareas, evaluaciones, datos cualitativos que midan su compromiso…
- Comunicación ante todo. Necesitan una interlocución permanente con sus jefes, conocer los objetivos y las herramientas con que cuentan para alcanzarlos, y que escuchen sus aportaciones e ideas. “Gestionar de oídas”, no es una opción.
- Mentores antes que rivales. Fomentar la cultura de empresa pasa por convertir a los veteranos en mentores de los nuevos. Guiarles, ayudarles e involucrarles creando a la vez un ambiente de trabajo enriquecedor.
- Crecer, no solo ganar. Sus expectativas pasan por aprender, seguir creciendo en su profesión, contar con expectativas de mejora para diversificar tareas.
- Flexibilidad para conciliar. La familia es una prioridad, por tanto el trabajo no puede convertirse en un muro entre lo personal y lo profesional. Flexibilidad de horarios, teletrabajo…
- Convertir a los jefes en líderes al servicio del talento, es decir, individuos capaces de motivar ideas y propuestas en la mente de sus equipos.
La vida es una paradoja continua y el sentido común menos abundante de lo que a muchos nos gustaría.
Igual que uno asiste al nacimiento de movimientos de transformación digital donde los promotores enfundados en sus corbatas pronuncian la palabra “cambio”… para que sólo cambie el software, abordamos el cambio generacional abanderado por los millennials como una molestia inevitable. Y tratamos de resolverla convenciéndo a «esta gente joven» de que se compren un piso y se casen, a ver si así pican el anzuelo tradicional: la nómina.
Lejos de actuar como verdaderos líderes y ayudarles a dar lo mejor de sí, tratamos de atraerles al terreno de las obligaciones, a ver si así dejan de dar la lata y trabajan sin discutir nuestras órdenes.
Consciente como soy del panorama que me rodea, estoy inculcando a mis hijos una regla bien simple para su futuro:
que jamás trabajen para quien no sepa liderarles y sacar la potencia que llevan dentro.
Les costará encontrar su hueco, lo sé. Pero como sólo vivimos una vida, que sea plena.
Una cosa que he visto es que los jóvenes pertenecientes a esta generación (digamos en la gran mayoría de los que conozco, no me acuséis de generalizar) hay poca disposición para empezar desde abajo de verdad, por lo menos los titulados universitarios.
En concreto en el ambiente en el que me muevo (informática, en el mundo de sistemas) pocos se plantean empezar por puestos bajos, están convencidos de que su preparación hace que merezcan ser directamente ingenieros/analistas/consultores/etc.
Los mejores profesionales que conozco en el ámbito de sistemas suelen ser gente que, siendo ingenieros superiores o técnicos, han empezado en algún momento (becas y trabajos universitarios normalmente) desde la base (operador 24×7, atención a usuarios, etc.), por lo que conocen todos los aspectos.
Sí que hay mucha predisposición para emprender y «conocen» (o eso creen) todo lo relativo a SEO, Social Media, imagen de marca personal y un largo etc., pero la sensación que tengo es que tienen mucha auto-estima (por no llamarlo ego) y no se plantean empezar «pringando».
En parte de acuerdo contigo, pero con todo no les podemos «acoger» para que empiecen como hace 20 años.
Ahora es ahora y necesitamos talento motivado 😉